Resumen:
Conforme aumenta la población geriátrica, el número de fracturas de cadera
aumentará. Los pacientes ancianos tienen huesos más débiles y son más
propensos a presentar caídas de su propia altura debido a dificultad para mantener
el equilibrio, efectos secundarios de medicamentos, así como limitación para
adecuada movilidad en su entorno.
Para el año 2050 se estima que el número de fracturas de cadera sobrepase los 6
millones a nivel mundial. El costo estimado del tratamiento es aproximadamente de
10.3 a 15.2 mil millones de dólares por año solo en los EE. UU.
Las fracturas de cadera aumentan sustancialmente el riesgo de muerte y la
morbilidad en pacientes geriátricos, especialmente en el género masculino que son
mayores de 90 años, sedentarios, con déficit cognitivo, pacientes no operados o
que requieren deambulación asistida.
La tasa de mortalidad intrahospitalaria es del 1-10% de los pacientes,
dependiendo del lugar de la serie, así como de las características de los pacientes.
Los pacientes geriátricos con fractura de cadera tienen un riesgo de mortalidad por
cualquier causa elevada hasta de 8 veces reportado en un meta análisis en
Estados Unidos.
La cirugía temprana (hasta a las 36 horas del trauma), se asocia a una
disminución en la mortalidad a 30 días en comparación al retraso de la cirugía
mayor a 48 horas.
La decisión individualizada del uso de implante para tratamiento quirúrgico
(osteosíntesis, artroplastia total de cadera o hemi-artroplastia de cadera) es
tomada por el cirujano tratante, quien considerará los factores pre quirúrgicos de
paciente (edad, comorbilidades, nivel de actividad previo), así como las
características radiológicas de la articulación de la cadera, tipo de fractura,
experiencia con los implantes y el riesgo quirúrgico establecido por el equipo de
anestesiología y geriatría.