Abstract:
Las  conductas  autolesivas  representan  un  fenómeno  universal  que  ha  ido  en 
incremento  durante  las  últimas  décadas,   convirtiéndose  en  un  problema  de  salud 
pública;  sin  embargó  no  se  cuenta  con  una  clasificación  dentro  de  los  sistemas 
mundialmente reconocidos, lo cual ha dificultado su diagnóstico y tratamiento.
En  México  se  estima  que  aproximadamente  1  de  cada  10  adolescentes  se 
autolesiona.
Al hablarse de trastornos de alimentación como una conducta autodestructiva  y al 
observarse una alta incidencia de autolesionismo  en dicha población como parte del 
mismo  espectro  psicopatológico,  resulta  interesante  evaluar  el  riesgo  que  una 
población adolescente, sí al presentar conductas de  auto daño  podríamos suponer 
que  cursará  entonces  con  mayores  conductas  de  riesgo  para  trastornos  de  la 
alimentación,  por  lo  que   al  encontrarse  con  cualquiera  de  estas  conductas  sería 
prioridad establecer o descartar la existencia concomitante de la otra. 
El  presente  estudio  pretende  determinar  si  existe  una  asociación  entre  la 
presencia de autolesionismo con conductas de riesgo para trastornos alimenticios en 
adolescentes.
Se realizó un estudio transversal y analítico tomando la población estudiantil   de 7 
escuelas secundarias y 3 preparatorias, con una población total de 3 941 alumnos, 
se  obtuvo  una  muestra  de  1000  alumnos    aleatorizadamente,  se  aplicó  el 
Cuestionario  de  Autolesionismo  (SHQ)  y  el  Eating  Disorder  Inventory  (EDI)  se 
excluyeron a los alumnos que no contestaran las escalas de forma completa y/o no 
contaran  con  el  consentimiento  informado.  Se  realizó  un  análisis  de  regresión 
logística, usando como variable de desenlace la presencia o ausencia de conducta 
de autolesionismo y como variables explicativas la edad, el sexo y la puntuación en 
la escala EDI. 
Se obtuvo un total de 173 adolescentes con autolesionismo positivo, a quienes se 
les  aplico  el  EDI.  A   un  número  igual  de  adolescentes   sin  autolesionismo,  de 
características similares se aplicó esta última escala.  De los 173 adolescentes con 
autolesionismo,  134  fueron  mujeres  y  39  hombres.  El  método  más  utilizado  fue  el 
cutting. La principal motivación reportada para realizar conductas autolesivas fueron 
los  conflictos  familiares,  previo  a  autolesionarse   la  mayoría  de  los  jóvenes 
experimentó emociones negativas principalmente enojo y tristeza  Aproximadamente 
el  90%  de  los  adolescentes  no  reportaron  autolesionarse  bajo  el  efecto  de  alguna 
sustancia.   El  82%  de  los  adolescentes  no  tuvo  una  planeación  estructurada.  En 
cuanto a los resultados obtenidos en el EDI dentro de cada  grupo, podría decirse 
que  existe  una  diferencia  estadísticamente  significativa  entre  los  adolescentes  que 
presentan  autolesionismo  y  la  probabilidad  de  presentar  conductas  de  riesgo  para 
trastornos  de  la  conducta  alimenticia  evaluadas  a  través  del  EDI,  en  comparación 
con  los  jóvenes  que  no  se  autolesionan.  La  diferencia  fue  en  las  subescalas  de 
impulso a la delgadez, sintomatología bulímica, insatisfacción corporal, inefectividad 
y conciencia interoceptiva (p= 0.001). Pero no lo hubo  en la subescala de miedo a 
madurar (p=0.05). 
Se  obtuvo  una  prevalencia  del  17.49%  de  autolesionismo,  lo  cual  supera  lo 
descrito  en  la  literatura.  Se  concluyó  la  existencia  de  una  asociación  significativa 
entre  la  presencia  de  autolesionismo  y  conductas  de  riesgo  para  trastornos  de  la 
alimentación,   lo  que  debe  traducirse  en  la  necesidad  de  contemplar  estos  dos 
fenómenos en una relación bidireccional y potencialmente modificable. Los hallazgos 
encontrados  sugieren  que  el  autolesionismo  constituye  un  factor  de  riesgo  para  el 
desarrollo de conductas de riesgo para trastorno de la conducta alimenticia.