La enfermedad periodontal ha sido asociada a enfermedades sistémicas como la diabetes mellitus tipo 2 y la hipertensión arterial, lo que hace necesario que el odontólogo integre un enfoque más integral e interdisciplinario en su atención. En este contexto, la nutrición puede ser una herramienta complementaria útil, pero su incorporación en la práctica odontológica aún es limitada. Objetivo: Este estudio tiene como objetivo evaluar los conocimientos y prácticas de los odontólogos sobre la nutrición en el manejo de la enfermedad periodontal en pacientes con enfermedades sistémicas. Se plantea la hipótesis de que existen deficiencias tanto en el conocimiento como en la práctica interdisciplinaria de los odontólogos en este tema. Material y métodos: Se realizó un estudio observacional, transversal y analítico, dirigido a odontólogos que ejercen en instituciones públicas y privadas del estado de San Luis Potosí. Se aplicó un cuestionario estructurado, diseñado para identificar conocimientos sobre nutrición, prácticas clínicas e interacción con otras disciplinas, especialmente con la nutrición clínica. El instrumento fue validado mediante una prueba piloto y se estructuró en cuatro secciones: datos sociodemográficos, conocimientos, prácticas clínicas y colaboración interdisciplinaria. Resultados: Los resultados reportados por el instrumento de evaluación revelaron una falta en el constante cumplimiento de la norma y, aunque el conocimiento reportado por la mayoría de los participantes es regular, la percepción de los odontólogos refleja una necesidad de actualizar estos conocimientos. En términos cuantitativos, el 44.2% de los odontólogos presentó un nivel de conocimiento deficiente, el 41.8% un nivel aceptable, y solo el 13.9% alcanzó un nivel bueno respecto a la influencia de la nutrición en la salud periodontal de pacientes con enfermedades sistémicas. Si bien prácticas clínicas generales como el llenado de historia clínica (84.3%) o la medición de frecuencia cardiaca (66%) son comunes, la incorporación del asesoramiento nutricional es inconsistente: solo el 41% pregunta siempre por hábitos dietéticos y apenas el 26% realiza interconsultas de forma constante con médicos o nutriólogos. En cuanto a preparación profesional, el 49% de los participantes se autoevaluó con un nivel bajo, y un 7.8% con nivel muy bajo en conocimientos sobre nutrición, salud periodontal y enfermedades sistémicas. Sin embargo, el 80.4% manifestó una media o alta necesidad de actualización en estas áreas. También se detectó una baja vinculación profesional: 51 odontólogos no están colegiados, solo 2 cuentan con maestría y apenas 27 realizan formación continua. Estos hallazgos reflejan una brecha formativa significativa que limita la integración efectiva de un enfoque interdisciplinario en la atención odontológica de pacientes con hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2. Conclusión: Los dentistas evaluados en este estudio, tienen conocimiento de la asociación entre periodontitis y enfermedades sistémicas, se encontraron variaciones en su comprensión y aplicación de este conocimiento en la práctica clínica.
Periodontal disease has been associated with systemic conditions such as type 2 diabetes mellitus and hypertension, making it necessary for dentists to integrate a more comprehensive and interdisciplinary approach in their care. In this context, nutrition can be a useful complementary tool, but its incorporation into dental practice remains limited. Objective: This study aims to evaluate dentists' knowledge and practices regarding nutrition in the management of periodontal disease in patients with systemic conditions. The hypothesis is that there are deficiencies both in knowledge and in interdisciplinary practice among dentists on this topic. Materials and Methods: An observational, cross-sectional, and analytical study was conducted targeting dentists working in public and private institutions in the state of San Luis Potosí. A structured questionnaire was applied, designed to identify knowledge about nutrition, clinical practices, and interaction with other disciplines, especially clinical nutrition. The instrument was validated through a pilot test and structured into four sections: sociodemographic data, knowledge, clinical practices, and interdisciplinary collaboration. Results: The results reported by the evaluation instrument revealed a lack of consistent compliance with the standards, and although the knowledge reported by most participants was moderate, dentists' perceptions reflected a need to update this knowledge. Quantitatively, 44.2% of dentists showed a deficient knowledge level, 41.8% an acceptable level, and only 13.9% reached a good level regarding the influence of nutrition on periodontal health in patients with systemic diseases. While general clinical practices such as filling out medical history (84.3%) or measuring heart rate (66%) were common, the incorporation of nutritional counseling was inconsistent: only 41% always inquire about dietary habits, and only 26% regularly refer patients to physicians or nutritionists. Regarding professional preparation, 49% of participants self-assessed their knowledge level as low, and 7.8% as very low on nutrition, periodontal health, and systemic diseases. However, 80.4% expressed a medium to high need for updating their knowledge in these areas. A low level of professional linkage was also detected: 51 dentists are not licensed, only 2 have a master's degree, and only 27 engage in continuing education. These findings reflect a significant educational gap limiting the effective integration of an interdisciplinary approach in the dental care of patients with hypertension and type 2 diabetes mellitus. Conclusion: Dentists evaluated in this study are aware of the association between periodontitis and systemic diseases; however, variations were found in their understanding and application of this knowledge in clinical practice.
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