Abstract:
Un porcentaje importante de pobladores de la comunidad de Tlachaloya, Estado de México, se dedica a la compra-colecta-pepena de productos electrónicos que han alcanzado su vida útil para desensamblarlos, las piezas útiles obtenidas son posteriormente vendidas, mientras que el resto es quemado. También obtienen subproductos como el cobre para su posterior venta, éste lo obtienen a través de la quema de los materiales que lo contienen, como los cables de plástico. Como consecuencia de esta práctica, las personas de la comunidad están expuestas crónicamente a una amplia gama de sustancias tóxicas, como metales pesados y compuestos orgánicos persistentes.
El objetivo del presente estudio fue el de realizar un diagnóstico situacional de la salud ambiental en la comunidad de Tlachaloya, a partir de la percepción del riesgo por la contaminación por residuos electrónicos. Para fines prácticos, salud ambiental es entendida como aquellos aspectos de la salud humana y el ambiente, que están determinados por factores físicos, psíquicos, sociales, biológicos y/o ambientales entre otros, que en su conjunción pueden incidir en su bienestar. Esto se determinó a través de las Representaciones Sociales (RS), que es la manera de cómo estas personas tanto a nivel individual como grupal, le atribuyen significado y se genera un conocimiento de las condiciones en las que viven, su contexto, cotidianidad y posteriormente como este conocimiento es comunicado, transmitido y compartido entre las familias de la comunidad.
Los instrumentos de medición que se utilizaron fueron: entrevistas semi-estructuradas, cuestionario tipo Likert y grupo focal para el trabajo con adultos y la técnica del dibujo para el trabajo con niños. Los resultados reflejan que las familias participantes perciben el que están expuestas, consideran que la protección y su seguridad son importantes, así como también el cuidado del medio ambiente. No obstante, debido a que es su fuente de trabajo y de ingresos económicos, esta percepción del riesgo es naturalizada, minimizada y llevada a un segundo plano, ya que su prioridad es cubrir sus necesidades básicas. Asimismo, los niños no perciben la contaminación como algo significativamente negativo derivado del trabajo que realizan sus padres.
Los resultados encontrados sientan las bases necesarias para proponer un programa de intervención que ayude a las personas a dimensionar los riesgos a los que están expuestos y las consecuencias que pueden sufrir por dicha exposición. Este programa, debe además de comunicarles los riesgos, generar una cohesión social, fortaleciendo las redes sociales a nivel de la comunidad, de tal manera que sean ellos mismos los que propongan soluciones reales y viables según su realidad y sus posibilidades, para alcanzar una mejor calidad de vida.